domingo, 7 de junio de 2009

Se Paso, Le Falta y Botóx e Implante de Cabello







Compañias Innovadoras


México D.F., a domingo 7 de junio de 2009
B-06-104

“La Carta Robada: Esconde algo en el lugar más obvio, porque ahí, es donde nadie lo buscará”. Edgar Allan Poe.

GRANDES COMPAÑÍAS EMPEZARÁN A INNOVAR

Steve Lohr. Durante más de una década, la opinión preponderante sobre la innovación ha sido que las compañías pequeñas tenían la ventaja. La innovación se fermentaba desde abajo. Las grandes compañías no innovaban y el Gobierno se interponía en su camino.

Hubo muchas investigaciones realizadas en facultades de administración de empresas que apoyaban la noción de que la innovación surge de forma más natural de compañías externas a pequeña escala. Ése era el argumento principal que una generación de empresarios, inversionistas de capital de riesgo y creadores de políticas aprendió del libro "El Dilema de los Innovadores", un clásico de Clayton M. Christensen publicado en 1997, donde se examinaba el proceso del cambio disruptivo.

Sin embargo, actualmente hay un giro de pensamiento, impulsado por circunstancias cambiantes. En Estados Unidos y el extranjero, los principales retos económicos y sociales (así como las potenciales oportunidades de negocios) son problemas existentes en áreas multifacéticas como medio ambiente, energía y cuidado de la salud, que dependen de sistemas complejos.

Las soluciones no surgirán del próximo gadget nuevo o software ingenioso, aunque dichas innovaciones ayudarán. Por el contrario, deben conectarse a una red más grande de cambio moldeada por la economía, la regulación y las políticas. El progreso, afirman los expertos, dependerá de personas en una amplia variedad de disciplinas, así como de la colaboración a través de los sectores público y privado.

"Hoy, más que nunca, el tamaño importa en el juego de la innovación", dijo John Kao, ex profesor en la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard y consultor de innovación. En su paquete de recuperación económica, la Administración Obama está financiando programas para generar innovaciones con tecnología en la atención médica y energía. El Gobierno gastará miles de millones de dólares para acelerar la adopción de expedientes médicos electrónicos que ayuden a mejorar la atención y a frenar costos, así como miles de millones de dólares adicionales para estimular la instalación de las llamadas redes de suministro inteligentes, que usan sensores y medidores computarizados para reducir el consumo de electricidad.

Estos sistemas son activados por sensores baratos y poder computacional cada vez más alto, pero también requieren habilidades para analizar, modelar y optimizar redes complejas, al tomar en cuenta factores tan diversos como patrones climáticos y comportamiento humano.

Grandes compañías como General Electric e IBM, que emplean científicos en muchas disciplinas, por lo general cuentan con las habilidades y la escala para abordar dichos proyectos. Su ventaja radica en "poder integrar innovaciones en todos estos sistemas complejos", señaló James E. Spohrer, científico en el Centro de Investigación Almaden de IBM, en San José, California.

Las tendencias en tecnología también contribuyen al creciente papel de las compañías más grandes.

En computación, algunas fronteras tecnológicas exigen magnitud y dinero. Para ser competitivas en las búsquedas en Internet y algunos otros servicios de la Red, que atienden a cientos de millones de usuarios, una compañía debe crear enormes centros de datos, y sólo unas cuantas, como Google y Microsoft, pueden diseñarlos y solventarlos.

En el área de atención médica, las instituciones que han tenido un mejor desempeño al mejorar la salud de pacientes con padecimientos crónicos como enfermedades cardíacas y diabetes han sido sistemas más grandes e integrados. Tienen la escala e incentivos para invertir en cuestiones como programas de bienestar y expedientes médicos electrónicos.

En un nuevo libro sobre el cuidado de la salud, "The Innovator's Prescription" (La Receta de los Innovadores), Christensen y sus coautores, Jerome H. Grossman y Jason Hwang, afirman que los sistemas integrados de esa magnitud "tienen el alcance para crear dentro de sí mismos una nueva red de valor disruptivo".

En un correo electrónico, Christensen, profesor en la Escuela de Negocios de Harvard, dijo que las grandes compañías suelen resistirse a la innovación disruptiva, pero que el tamaño no necesariamente significa fracaso. "La buena noticia es que, una vez que reconocen los beneficios del pensamiento innovador disruptivo", escribió, "las grandes compañías cuentan con todos los recursos necesarios para inducir el cambio".

Dirección General
Enrique R. Del Castillo G. M.D.