sábado, 20 de noviembre de 2010

INCOMPETENCIA


"Yo quiero hacer dinero; y no creo en la suerte"

Esto me decía un joven empresario jalisciense hace unos días. Le preguntaba si le gustaba hacer algo en particular, alguna industria o actividad específica y nuevamente me contesta con firmeza: "yo lo que quiero es hacer dinero; el cómo es lo de menos".

Mejor cambié el tema y me puse a hablar del Mundial en Sudáfrica.

Vivimos en pleno PARADIGMA MECANICISTA (las partes hacen al todo), CARTESIANO (separación de mente/espíritu y materia) y CAPITALISTA (la acumulación del capital), el cual nos lleva a pensar de manera automática y subconsciente, como en el caso del joven que describo, en que todo depende de nuestro esfuerzo, que tenemos pleno control de nuestras ganancias económicas y que el éxito es cuestión de voluntad.

Pero infelizmente no siempre es así.

Hay gente que trabaja muy poco y gana mucho dinero y otros que bajo la premisa de que el esfuerzo paga, de que allá al final del camino existe justicia divina, se la pasan trabajando 50 horas a la semana haciendo lo mismo por décadas y logrando poco.

La realidad es que hay empresas, rumbos, empleos, productos y relaciones que son más sensatos abandonar y dejar por la paz. Es cierto que las probabilidades de que nos vaya bien tienden a incrementarse con el esfuerzo pero, metafóricamente, por más que se esfuerce una mosca en cruzar una ventana de vidrio jamás podrá hacerlo.

Los recursos: tiempo, dinero, energía, talento, son limitados y de ahí que tengan que liberarse hacia lo relevante y sin perder el tiempo.

En estos tiempos, acusar de incompetente a algún directivo o empresario tiene que ser el insulto más grande.

Por ejemplo, hace unos días Facebook anunció que había llegado a los 500 millones de usuarios. ¿Pero qué pasó con My Space, si era el pionero, el grande, el líder indiscutible? Sean Parker, ex presidente de Facebook, ofrece una explicación: "La única razón por la que le ganamos a MySpace fue debido a la enorme incompetencia". Ouch.

Otros más que van a la baja: el Explorer de Microsoft sigue perdiendo participación de mercado y ya tiene menos del 60 por ciento, y ni para qué hablar de la industria automotriz norteamericana que durante 30 años consecutivos perdió participación de mercado.

Incompetencia o no (además de que no me toca juzgar la de nadie en particular), el caso es que las empresas grandes caen, los emporios quiebran y las directores-estrella acaban estrellados.

Más que gente competente o incompetente, creo que más bien se trata de diferentes competencias que se requieren para diferentes momentos en la empresa y diferentes etapas de la industria.

Los líderes tienen vigencia, prescriben, se obsoletizan. Es que los líderes con el tiempo son víctimas de sus propensiones, se autorrepiten y se hacen inflexibles.

Adicionalmente, hay por lo menos dos tipos de competencias: la operativa y la estratégica.

La competencia operativa es hacer las cosas bien y ser eficiente. La manera en que este tipo de líder hace crecer el negocio es a base de multiplicar el mismo modelo, replicar y expandirse.

LA COMPETENCIA ESTRATÉGICA ES HACER LAS COSAS CORRECTAS, aceptar cierto grado de ineficiencia en aras de la exploración y la búsqueda de oportunidades a explotar.

Lo que queda entonces es tener la humildad para reconocer que las oportunidades son fugaces, el olfato fino para detectar nuevas oportunidades, la flexibilidad para movilizarse a través de diferentes portafolios de negocios y segmentos de mercado, y la disciplina de gestión para optimizar la explotación de las oportunidades detectadas.
 

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