martes, 28 de abril de 2009

¿Qué Haría Google?


México D.F. a miércoles 29 de abril de 2009
B-04-065

“Las personas dispuestas a realizar un cambio, necesitan tener un CORAZÓN VALIENTE”.

¿QUÉ HARÍA GOOGLE?

Francis Pisani. A medida que la Web se hace omnipresente resulta indispensable para más gente aprender a utilizarla. El problema, según Jeff Jarvis, autor del popular libro "What Would Google Do?" (¿Qué haría Google?) es que empresas, instituciones y ejecutivos parecen no tener la más mínima idea sobre "cómo sobrevivir y prosperar en la era de la Internet. Excepto Google". De ahí la sencilla idea de preguntarse qué haría dicha empresa en toda una serie de sectores y situaciones.

La lección más grande, la que uno encuentra a lo largo de cada página, es que las empresas deben abrirse. "Déle el control a la gente y lo utilizaremos", dice. "No lo haga y nos perderá". Es, según Jarvis, la regla más importante de la nueva era. "Hay una relación inversa entre control y confianza", afirma antes de precisar: "mientras más controlas, menos confianza tendrán en ti". Todo lo opuesto de la forma tradicional, según la cual creían que nuestra confianza provenía de su férreo control sobre productos y procesos.

Profesor de periodismo, Jarvis toma como ejemplo de referencia las profundas transformaciones de los medios de comunicación.

Como cualquier otra empresa, un periódico debe conectarse con redes, "hacer lo que mejor hace y ofrecer enlaces a lo demás". Un periódico local, por ejemplo, no tiene por qué gastar dinero en su propio servicio de crítica cinematográfica, ya que la distribución es nacional y que "todos somos críticos".

Tienen que transformarse en plataforma hacia la cual los lectores se dirigen cuando quieren, con la esperanza de encontrar las mejores pistas y no necesariamente un contenido que pretende ser original. Más que una simple funcionalidad propia de la Web, "el enlace cambia la arquitectura fundamental de las sociedad de la misma manera que las vigas de acero y los rieles cambiaron la forma en la cual ciudades y naciones fueron construidas y operadas. Google hace enlaces".

Después de los medios, Jarvis aplica sus consejos a sectores como educación, bancos, publicidad y gobierno, entre otros. Tienen que abrirse. En vez de vivir como entidades centralizadas tienen que "distribuirse", como lo hace Google cuando aparece en millones de páginas Web bajo forma de publicidad o de una ventanilla de búsqueda.

Las empresas tradicionales, aplicando a sus productos la filosofía del beta perpetuo de Google, tienen que dejar que sus clientes participen hasta en el diseño de sus productos. Si lo hicieran, las empresas automovilísticas, por ejemplo, se beneficiarán con inteligencias e ideas que no pueden contratar. "Su ventaja competitiva", les dice, "no proviene del secreto en el cual se elaboran sus diseños, sino de su fuerte relación con su comunidad de consumidores".

¿Pueden fallar en el intento? ¡Claro que sí! Pero equivocarse no importa. Puede ser mejor que no equivocarse, si quiere decir que se toman riesgos. Hay que "equivocarse rápido" para poder corregir los errores a tiempo. "No es el error lo que cuenta, sino lo que se hace para corregirlo". Es más, equivocarse y reconocer su error contribuye a fortalecer la credibilidad de las empresas ante su audiencia, sobre todo en Internet.

Dentro de las palabras claves sobre las cuales Jarvis insiste con la constancia del proselitista están: transparencia, apertura, confianza, generosidad, plataforma, redes, velocidad y abundancia.

Ayuda a entender algunos de los cambios esenciales en curso. Es su gran mérito.

Su gran problema es que llega tarde. Sus consejos siguen siendo válidos, pero la percepción de Google está cambiando.

Su tamaño, el poder de su infraestructura (el punto real con el cual nadie podrá competir por buen rato), la extensión de sus esferas de acción y hasta algunas de sus prácticas están empezando a ser criticadas seriamente (como lo fue hace poco Google News por el patrón de la agencia Associated Press). El escepticismo va creciendo, y de esto Jarvis no habla.

Dice que "el problema no es que Google sea un monopolio, sino que se ha vuelto el mercado". Bella fórmula, un tanto ligera. "'Don't be evil' is good business" ("No seas malo" [como reza el moto de la empresa] es buen negocio), agrega para precisar luego que es una regla sutilmente calculada: "cuando la gente puede hablar con, de y alrededor tuyo, joderlos ya no es buena estrategia de negocios".

Su tono siempre admirativo, elogioso, termina cansando.

Es importante preguntarse "¿Qué haría Google?" para inspirarse en las acciones que lo llevaron a la cúspide del poder económico. También lo es preguntarse "¿Qué está haciendo Google?" para empezar a ser percibido como una amenaza por tanta gente y tantas empresas.

Dirección General
Enrique R. Del Castillo G. M.D.