jueves, 17 de septiembre de 2009

CREATIVIDAD Y PRODUCTIVIDAD



México D.F. a jueves 17 de Septiembre de 2009

B-09-155

DIONISIO Y APOLO

Considero que si hubiera una sola idea que definiera el reto fundamental que tenemos los humanos, sería la de conciliar y manejar los opuestos.

En las empresas también existen por lo menos dos energías básicas: la energía creativa, que busca nuevas oportunidades a base de exploración y síntesis, y la energía productiva, que busca la rentabilidad a base de estandarización y análisis.

Los dioses de la mitología griega pudieran ayudar para ilustrar el punto.

Fuerza Creativa. Dionisio, divertido, de cabellera larga y ligeramente excedido de peso, representa a la fuerza creativa, la fusión, y la exuberancia. El éxtasis que fomenta este dios significa etimológicamente "salirse de un mismo", que se conecta bien con vivir proyectado hacia el mercado y el entorno.

Las organizaciones necesitan de esta energía porque sin ella dejan de innovar, explorar e improvisar; y todavía más que eso: sin ella no hubieran siquiera nacido. Emprender necesariamente requiere de inspiración, de la búsqueda de oportunidades, además de que se trata de un proceso basado en prueba y error.

Sin embargo, esta fuerza creativa tiene su lado negativo, ya que si se continúa por este vector hasta el extremo, esta energía acaba por disiparse y todo puede terminar en una ruidosa explosión.

Fuerza Productiva. Apolo, serio, atlético y bien parecido, representa el orden, la estética y el conocimiento. La disciplina que fomenta este dios es requisito para conquistar la perfección, y por eso también es el dios de la arquería, la medicina, las artes, la música y la poesía.

Las organizaciones necesitan de esta energía reguladora porque sin ella dejan de ser productivas y no capitalizan esfuerzos. Sin esta energía la creación no puede sostenerse; se requiere de la estandarización, la homologación, procurar continuidades y explotar economías de escala.

Esta fuerza también tiene su lado negativo, ya que si se continúa por este vector de manera compulsiva, esta energía puede terminar en un ensimismamiento organizacional, convirtiéndose en entrópica e incluso terminar en implosión.

La administración científica, emprendida por Fayol y Taylor, parece estar cargada hacia esta energía apolónica; todo lo midieron con precisión con el objetivo de reducir el gasto y maximizar el ingreso.
Es una tragedia que el enfoque se haya sesgado hacia mejorar la productividad de algo que ya existe. ¿De qué sirve ser productivo en algo que está perdiendo mercado? ¿Si el rumbo está completamente equivocado?

Fuerza estratégica. En el centro de estas dos energías está su gestión, la zona del tradeoff, donde hay que elegir.

Secuencialmente tiene lógica empezar con la creación, detección y explotación de oportunidades, propios del hemisferio derecho del cerebro; y una vez que el mercado acepte la innovación, lo que sigue es optimizar recursos y ser organizado, propio del hemisferio izquierdo.

Con el tiempo, lo que ocurre es que llegan competidores copiones que erosionan las ventajas, y el modelo se agota y perece. Esto favorece una reactivación del ciclo: creas con la energía de Dionisio y administras con la energía de Apolo, y luego vuelves a insertar la energía de Dionisio y así sucesivamente. Los porcentajes de enfoque y el grado de intensidad variarán según el entorno competitivo y la etapa en la que se encuentre la empresa.

Conviene respetar este ciclo natural e invocar, por decirlo de alguna manera, a estas dos energías y manejarlas conscientemente.

Dirección General
Enrique R. Del Castillo G.M.D.