viernes, 16 de abril de 2010

TERMINE LO QUE EMPIEZA



B-04-176
"Piense como quiera, pero compórtese como los demás"

Postergar sus pendientes afecta su autoestima. Si frecuentemente aplaza sus proyectos, quizá es porque sufre procrastinación.

Si ha postergado para un mejor momento la realización de su tesis, el curso de maestría o la dieta para quitarse de encima los kilos de más, debe saber que forma parte del "club" de procrastinadores. Este tipo de personas se caracteriza por plantearse propósitos que no lleva a la práctica o no logra concretar, pues no se atreve a dar el primer paso o, si lo hace, abandona los proyectos a la mitad del camino.

La palabra procrastinación proviene del latín procrastinare y, según la Real Academia Española, significa diferir o aplazar.

Los expertos señalan que quienes incurren frecuentemente en este tipo de conducta ven afectada su autoestima al experimentar frustración, tristeza, ansiedad e ira.

Los pretextos para aplazar los propósitos son muchos. Van desde los típicos "No tengo tiempo" y "No tengo dinero" hasta el inverosímil "Hace mucho frío". Pero el fondo de la procrastinación tiene que ver con el miedo.

Por qué aplazar

De acuerdo con la psicoterapeuta María Antonieta García, la procrastinación es causada por el miedo inconsciente a perder el cariño de los demás.

De hecho, asegura García, muchas de las metas que las personas se imponen responden a necesidades de otros, pero los individuos se las plantean para ser aceptados y amados por los demás. En consecuencia, no producen placer.

Esto sucede porque muchas personas están acostumbradas a cumplir con las necesidades del deber ser, es decir, aquellas que impone la sociedad y no las que son genuinas y que les sirven para hacerse cargo de sí mismas y nutrir su interior.

"Por ejemplo, en el caso de las personas que se han planteado hacer la tesis o la maestría y no lo logran, tal vez no es que quieran satisfacer un deseo propio, sino lo hacen por tener mayor estatus o por exigencia de sus padres", indica la experta.

Otra razón por la que se da este fenómeno es cuando los individuos se fijan propósitos tan ambiciosos y ambiguos que son difíciles de alcanzar, como puede ser hacer una maestría sin siquiera investigar el programa de estudios, la escuela en donde se imparte ni el tiempo que dura el curso, comenta el psicólogo Manuel González, catedrático de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 
Brinque a la acción

Posponer sus proyectos puede hacerlo sentir con un enorme peso sobre los hombros, así que es mejor que se decida a actuar. El primer paso para hacerlo es analizar el porqué se fijó tales metas.

Por este motivo, los expertos le sugieren que se regale una tarde para sí mismo en un lugar tranquilo en donde primero pueda reflexionar si las razones para realizar su meta parten de sus necesidades o de las de otros.

"Una vez solo, es importante que se pregunte '¿Qué quiero?'; '¿Para qué lo deseo?'; '¿Cómo cambiaría mi vida si lo llevo a cabo?'; '¿Cómo estaría sin que lo hiciera?'; '¿De qué me va a servir a mí?' y '¿Qué tanta satisfacción me generará?'", indica García.

Una vez que ha clarificado su mente, González Oscoy explica que es importante que concrete sus propósitos al contestar las siguientes preguntas: ¿cómo? ¿dónde? y ¿cuándo? Además, si su objetivo es a largo plazo, es necesario fragmentarlo en pequeños propósitos.

También los expertos recomiendan revisar cuáles son sus virtudes para lograr su objetivo y qué debilidades podrían obstaculizarlo; esto, con el fin de diseñar un plan de acción.

Los especialistas concluyen que dejar a un lado la procrastinación puede traerle múltiples beneficios, como mejorar su estado de ánimo, sentirse más seguro y satisfecho y, en pocas palabras, ser una persona plena
 

Quiérase

Los diálogos internos que se dice a sí mismo influyen poderosamente en el logro o fracaso de sus metas; por este motivo, aléjese de frases como "Siempre dejo todo a medias" y "Nunca hago nada bien". Si para concluir su objetivo hay pequeñas labores que no le agradan, no las critique y mejor concéntrese en imaginar la satisfacción que sentirá al lograrlo. Si se equivoca, recuerde que fallar también es parte del aprendizaje.


Motívese

Para que no recaiga en la procrastinación:

· Aplauda sus logros diariamente.

· Recuerde que trabaja por su bienestar.

· Dígase palabras de aliento.