miércoles, 27 de mayo de 2009

El Camino al Éxito


México D.F., a miércoles 27 de mayo de 2009
B-05-93

“Miles te dirán que no se puede, miles preverán tu fracaso; miles marcaran, uno a uno, los peligros que te esperan. Pero persiste y sonríe, quítate el abrigo y ¡ARROJATE!; mientras atacas, canta: “No se puede…” ¡Y PODRAS!”. Lyndon B. Johnson, Presidente de E.U.

EL CAMINO AL ÉXITO

Encontrar la fórmula mágica para el éxito siempre ha sido una meta escurridiza. Sin embargo, algunos artículos recientes de The New York Times ofrecen algunos discernimientos sobre cuál es la mejor manera de subir por la escala corporativa, impulsar su trayectoria profesional o simplemente hacerse rico.

Elevar su coeficiente intelectual (IQ) es un buen punto de partida. "Un IQ más alto está correlacionado con un mayor éxito en la vida", escribió Nicholas D. Kristof de The Times. Y lo mejor de todo es que ya no se cree que el IQ es determinado por la genética. Haciendo referencia al libro "Inteligencia y Cómo Obtenerla", de Richard Nisbett, Kristof cita estudios que muestran que el IQ de niños de escasos recursos se elevaba entre 12 y 18 puntos cuando se les proporcionaba la educación adecuada.

"El profesor Nisbett apoya enérgicamente la educación intensiva en la infancia temprana debido a su capacidad comprobada de elevar el IQ y mejorar los resultados a largo plazo", escribió.

Mientras que pocos discutirían los méritos de elevar el IQ en los niños, Warren Buffett, cuyas habilidades para las inversiones son legendarias, aconseja que aquellos con un IQ alto por naturaleza dejen de sentirse la gran cosa. "Si tienes un IQ de 150", dijo, "véndele 30 puntos a otra persona. Necesitas ser inteligente, pero no un genio".

Buffett, reporta Andrew Ross Sorkin, de The Times, cree que el sistema financiero se volvió demasiado dependiente de los complejos modelos de un puñado de genios de Wall Street. ¿Su fórmula para el éxito? Mantener las cosas sencillas y seguir el instinto. "Si necesitas una computadora o una calculadora para hacer el cálculo, no debes comprarlo", afirmó.

Otro factor en el éxito es un rasgo llamado función ejecutiva: qué tan bien resiste la gente las distracciones, aprovecha el tiempo asignado, recuerda detalles y se adapta cuando cambian las exigencias. Algunos científicos cognitivos creen que la función ejecutiva es un pronosticador más vital de los logros futuros que el IQ.

Esa capacidad ejecutiva de concentrarse, junto con una propensión a trabajar duro, podrían incluso triunfar sobre un ingrediente más voluble y célebre: el talento. Como escribió David Brooks de The Times, citando investigaciones recientes: "quienes tienen un mejor desempeño pasan más horas (muchas más horas) practicando su oficio.

"Ahora creemos que lo que Mozart tenía era lo mismo que tenía Tiger Woods: la capacidad de concentrarse durante largos periodos de tiempo y un padre decidido a mejorar sus habilidades", añadió.

La suerte también puede jugar un papel. Como escribió el economista Robert H. Frank en The Times: "la gente nacida con buenos genes y criada en el seno de una familia llena de cariño, puede adjudicarse poco crédito moral por su talento y laboriosidad. Simplemente tuvieron suerte".

En la misma vena, Malcolm Gladwell sostiene en su libro "Outliers" que la gente sumamente exitosa con frecuencia se beneficia de patrones sociales y genéticos que se entrelazan para formar una cultura de logros.

Bill Gates, por ejemplo, "tuvo la suerte de ir a una gran escuela privada con su propia computadora al inicio de la revolución de la información", como escribió Brooks en otra columna.

"Las personas excepcionalmente exitosas no son pioneros solitarios que crearon su propio éxito", escribió Brooks.

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