¿Cuántas veces hemos reflexionado sobre todos los servicios valiosos a los que tenemos acceso vía Internet y que son "gratis"? ¿Cuánto estaríamos dispuestos a pagar por tener acceso a Facebook, Twitter, una cuenta en Hotmail o búsquedas en Google? Y si nosotros no pagamos por esos servicios pero los utilizamos, ¿quién los financia?
Nadie ha explicado el fenómeno de la "gratuidad" en Internet con tanta claridad como Chris Anderson en su libro titulado "Free". En él, el autor explica las diferencias entre la economía tradicional, donde los costos de producción y/o distribución eventualmente limitan el alcance de éstos, y la economía digital, donde los costos de uso y distribución de los bienes tienden a cero.
Existen varias formas de explicar el fenómeno de lo "gratis". A veces el bien o servicio aparentemente gratuito lo paga alguien más en forma de publicidad. Otras veces te dan gratis un producto con el fin de que pagues por un servicio complementario.
Muchas veces en el servicio "gratis" hay un intercambio del que no estamos conscientes. Amazon, por ejemplo, ofrece mucha información sin costo en su sitio pero ésta es elaborada por consumidores que invierten su tiempo sin pedir retribución. Google, al ofrecer decenas de servicios gratis invierte en el presente a cambio del valor futuro de tener a millones de personas "enganchadas" en la marca.
La era digital y el fenómeno de lo gratis han incluso transformado industrias enteras, desapareciéndolas en algunos casos. El mejor ejemplo es el de Enciclopedia Británica. Alguien podría argumentar que se destruyó mucho valor al "matar" la industria, pero en realidad éste se transfirió a la sociedad en formas difíciles de medir. La historia termina con un sitio de Internet llamado Wikipedia con millones de artículos y usuarios... y cero utilidades.
En términos de políticas públicas, la revolución de lo gratis debe ser estudiada con cuidado. Con respecto a la competencia y regulación, hoy debe pensarse en qué hacer con empresas que acaparan buena parte del mercado. Así como en mercados tradicionales un jugador líder puede tener el 60 por ciento del mercado, otro jugador el 30 y el siguiente el diez, en Internet un jugador líder puede concentrar hasta el 95 por ciento de los usuarios. La razón: el efecto "red" o de "masa crítica". Por ejemplo, se vuelve difícil competir contra Wikipedia cuando este sitio ya tiene una enorme masa crítica en términos de usuarios y economías de escala. En el caso de Facebook, los usuarios optan por este sitio porque sus amigos ya lo hicieron anteriormente.
La gratuidad puede incluso alterar nuestra visión de los derechos de propiedad. En China, por ejemplo, donde la piratería de música es apabullante y el gobierno parecería haberse resignado en este tema, los artistas han entendido que la difusión de su música se traduce en popularidad, la cual puede ser capitalizada vía conciertos, descargas de tonos musicales en celulares y patrocinios para el anuncio de productos. En Brasil, por otra parte, se ha ido más allá de la música. El gobierno brasileño ha atentado contra los derechos de propiedad intelectual al amenazar a las grandes farmacéuticas con autorizar la manufactura de algunos productos considerados "claves", como lo son retrovirales contra el Sida, sin el pago de regalías. Esta amenaza "persuadió" a las empresas a reducir el precio de varios medicamentos hasta en 50 por ciento.
Muchas empresas en México harían bien en hacer de lo "gratis" una estrategia a su favor. Por último, la creciente abundancia de la información y servicios sin costo en Internet es un llamado a que la población realmente tenga acceso a los medios tecnológicos para aprovechar la gratuidad. Esto representa una oportunidad inédita para "igualar la cancha de juego" entre grupos sociales. Sin embargo, si seguimos con buena parte de la población excluida de Internet y con conexiones lentas y caras, de nada nos servirán todos los Wikipedias del mundo.