miércoles, 2 de septiembre de 2009

PLUMAS DE INNOVACIÓN





HISTORIA DE DOS ECONOMIAS



México D.F. a jueves 3 de septiembre de 2009
B-09-150


HISTORIA DE DOS ECONOMIAS

En una esquina están las empresas con acceso expedito al crédito, en la otra las que luchan por seguir a flote.

La recuperación estadounidense es una historia de dos economías.

En un extremo están las empresas que gozan de un envidiable acceso al crédito, en su mayor parte los grandes conglomerados. En el otro, las firmas principalmente pequeñas que sólo pueden conseguir financiamiento bajo condiciones prohibitivas.

Entre los consumidores, en un extremo están los empleados que cuentan con un trabajo sólido y en el otro millones de endeudados que tratan de mantenerse a flote.

Esta división ayuda a explicar el vacilante repunte que parece gestarse después de la peor recesión que ha vivido Estados Unidos en medio siglo.

Panera Bread es una de las pocas empresas que ha salido airosa de la crisis. La cadena de más de 1.400 cafeterías cuenta con más de US$100 millones en efectivo y no tiene deuda. Esto le ha permitido exigir y obtener rebajas en sus arriendos, lo que a su vez le ha ayudado a reducir sus costos de ocupación en entre 10% y 20% desde el año pasado. "Para nosotros, esta es la mejor época", señala Ron Schaich, presidente ejecutivo de Panera.

La situación, sin embargo, es más complicada para los dueños de las franquicias. Mike Hamra, quien posee 47 restaurantes de Panera en las áreas de Boston y Chicago, lamenta estar pagando un punto porcentual más sobre sus préstamos comparado al interés que pagaba a finales del año pasado. "Los bancos no nos están regalando el dinero", afirma.

La división entre las empresas con y sin acceso al crédito ilustra la importancia de reactivar a los bancos y los mercados de crédito para que la recuperación de la economía estadounidense eche raíces. Hasta que esto se concrete, su vigor estará en duda. "Si no está ganando dinero, tendrá que endeudarse", dice John Graham, profesor de finanzas de la Escuela de Negocios Fuqua, de la Universidad de Duke. Graham, quien elabora una encuesta trimestral entre directores de finanzas, dice que a más empresas les está yendo mejor que hace unos meses, aunque estima que una cuarta parte "está en serios aprietos debido a la falta de ganancias combinada con su incapacidad para obtener crédito".

Las empresas grandes pueden dejar de lado a los bancos y acudir directamente a los mercados de capital, donde la recepción ha sido más calurosa. Los mercados están exhibiendo una mayor disposición a asumir riesgos. En enero, apenas ocho de las 56 empresas que colocaron bonos tenían una calificación por debajo de grado de inversión, según Dealogic. En agosto, la cifra subió a 24 de 60.

De todos modos, para muchas compañías que dependen de los bancos el acceso al crédito sigue siendo un gran obstáculo. "Estamos tomando nuestras decisiones conforme a nuestra relación con el banco", reconoce Bob Klotz, presidente ejecutivo de Bayside Solutions Inc., una empresa de empleo temporal. El banco subió la tasa de una línea de crédito multimillonaria y "multiplicó por diez" los trámites que exige en comparación al año pasado, dice. Eso ha obligado a la empresa californiana a eliminar a los clientes con menor capacidad crediticia, incluyendo otras pequeñas empresas, lo que las deja más susceptibles a atrasarse en sus pagos o declararse en bancarrota. "No estamos en una posición para asumir ese riesgo", advierte Klotz.

En el mismo negocio de las finanzas se está formando una división entre las empresas que se han beneficiado de las inyecciones de capital del gobierno y han acudido a los mercados para emitir acciones y deuda y las que no. Algunas gestoras de fondos, como BlackRock Inc., cosechan los frutos de ayudar al gobierno a sanear el sistema tras el estallido de la burbuja.

Las ganancias combinadas de los siete mayores bancos comerciales de EE.UU. superaron los US$14,000 millones en el segundo trimestre, pese a que miles de bancos más pequeños registraron pérdidas.

Las grandes instituciones ahora tienen una ventaja en los llamados "costos de fondos", la materia prima de una entidad que está en el negocio de endeudarse a tasas bajas y prestar a tasas más altas. El puñado de bancos cuyos activos exceden los US$10,000 millones pagó una tasa de 1,18% para endeudarse en el segundo trimestre, según datos de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos de EE.UU. (FDIC). Los bancos con activos por entre US$100 millones y US$1,000 millones, en cambio, tuvieron que pagar 1,97%, una gran brecha en un negocio donde diferencias de décimas de un punto porcentual se traducen en ganancias de millones de dólares.

Algunos gigantes como J.P. Morgan Chase & Co. han solidificado su estatus de megabancos con la compra de entidades intervenidas. Los tres mayores bancos de EE.UU., Bank of America, Wells Fargo y J.P. Morgan acumulan en su conjunto depósitos domésticos del orden de los US$2.3 billones (millones de millones), un 31% del total de la industria en EE.UU. Hace dos años, los tres mayores bancos tenían un 20% de los depósitos.

Trabajar en uno de estos bancos, sin embargo, no es sinónimo de estabilidad laboral. Durante el apogeo del sector inmobiliario, Andrea Caroline, de 27 años, ganaba US$160,000 al año como ejecutiva de cuenta de la división de hipotecas de alto riesgo, o subprime, de J.P. Morgan. Fue despedida en marzo de 2008. Ha enviado unas 300 copias de su currículum, pero sigue desempleada.

Dirección General
Enrique R. del Castillo G.M.D.