En el año 2000,
el psiquiatra Andrew Stoll, de la Universidad de Harvard , Estados Unidos, demostró
que LOS ÁCIDOS GRASOS OMEGA-3, presentes
en alimentos como las nueces, tenían UN
EFECTO ANTIDEPRESIVO Y ESTABILIZABAN EL ESTADO DE ÁNIMO.
Y unos años más
tarde, una investigación de la
Escuela de Medicina de la Universidad de
Pittsburg determinó que personas saludables con UN BAJO NIVEL SANGUÍNEO DE OMEGA-3 tienen más posibilidades de tener
ideas pesimistas y deprimirse que quienes tienen valores normales de este ácido
graso.
Además, según un
estudio reciente de la
Asociación Británica para EL MANEJO DE LA IRA,
UNA DIETA RICA EN OMEGA-3 nos permite gestionar mejor las situaciones
estresantes, hasta el punto que reduce la hostilidad hacia los compañeros de
trabajo y hasta evita que gritemos a otros conductores mientras circulamos por
zonas de tránsito intenso.
Este ácido graso no es el único ingrediente con
efectos antidepresivos. LA
TRISTEZA CRÓNICA también
puede achacarse a bajos niveles de
aminoácido treonina, un desequilibrio que, tal y como demostraron hace
poco científicos del Princenton Brain Bio Institute, se puede combatir añadiendo a la dieta un puñado de semillas de
sésamo.
Por otra parte, las pipas de calabaza son ricas en Zinc,
un mineral que según la
Academia Polaca de Ciencias mantiene a las neuronas vivas y es necesario para convertir el aminoácido
triptófano en serotonina.
A esto se suma
que el azafrán también ha sido identificado como UN REMEDIO NATURAL CONTRA LA DEPRESIÓN en un estudio reciente de la Universidad de
Teherán, en Irán.