Es que la Blackberry es un invento maravilloso y también uno terrible. De tan maravilloso da vértigo dejarla olvidada o de plano perderla (le doy el género femenino por su traducción a zarzamora, pero podría ser un él).
Hay que decirlo, es buenísima: te conecta con tu mundo digital que en estos tiempos parece serlo todo.
Es eficiente: te alerta si tienes mensaje nuevo, recibe llamadas, te despierta en las mañanas, te dice qué citas tienes, te permite tomar fotos, al igual que grabar tus ideas y recibir archivos de Power Point o Word.
Por si fuera poco, gracias a aplicaciones especiales puedes "Twittear" todo lo que veas, mires o pienses, entrar al chisme en el Facebook y chatear con toda la fraternidad de millones de usuarios Blackberry que gracias a los pin, te lo permite hacer de una manera gratuita.
Ante el embate, Nokia -cuya participación de mercado ha bajado del 50 al 39 por ciento en menos de 3 años- y Motorola -que sigue experimentando pérdidas en su división de telefonía- parecen hasta ahora haberse perdido de la ola smart.
Los smart-phones incluso apuntan a sustituir eventualmente una buena parte de lo que hoy hacen las computadoras.
Y todo esto es maravilloso, aunque también tiene su lado oscuro. Cada progreso tiene su dosis de retroceso y cada vez que ganamos algo, perdemos algo.
También hay que decirlo, la Blackberry puede ser terrible si le das un uso excesivo.
Por algo la apodan la DOMINATRIX , y eso te hace, nos hace a todos los que la idolatramos masoquistas. Es que la Blackberry es tan buena que te seduce hasta la esclavitud. Te hace la lleves a todos lados: a comer, a trabajar, a descansar, al cine, a viajar, al baño y hasta a la cama; te ordena que la recargues disciplinadamente para que nunca se apague y la cuides para que no se descomponga porque separarse de ella sería fatal, o por lo menos así se sentiría.
Tantas aplicaciones y facilidad de uso convierten a la Blackberry en una nueva adicción. Por eso también la apodan Blackberry, en honor a la súper-adictiva droga crack.
Además de los beneficios obvios que brindan los smart-phones, existen lo que podrían llamarse beneficios secundarios, donde inconscientemente la gente los utiliza: como una excusa para evadir a los que tiene cerca "estoy ocupado, ¿que no ves?"; en el caso de los hijos para quitarse a su mamá "estoy haciendo tarea"; mientras que los jefes lo usan frente a sus subordinados como diciendo "te esperas, por favor".
Paradójico que la portabilidad y la conectividad nos seduzcan a tal grado, que en lugar de vivir aquí y ahora, vivamos en el allá y entonces.