México D.F., a viernes 3 de julio de 2009
B-07-126
EN EL PEOR DE LOS MUNDOS
México será la economía de América Latina a la que peor le irá este año y de las que más sufrirá en el mundo.
Enrique Quintana. Mientras que el PIB de nuestro país caerá en alrededor de 8 por ciento, por ejemplo, en Brasil se estima un descenso de 1.3, y en Argentina, de 1.5 por ciento, por citar sólo a dos de los países más grandes de la zona. En Centroamérica casi todos crecerán poco más de uno por ciento y Perú lo hará en 3.5 por ciento.
Incluso, a México le irá mucho peor que al país que fue el epicentro de esta crisis global, los Estados Unidos, pues la economía de nuestros vecinos del norte retrocederá alrededor de 3 por ciento.
¿Por qué nos irá tan mal?
Por estar en el peor de los mundos posibles.
Por un lado, sufrimos terriblemente el contagio del derrumbe norteamericano porque nuestras exportaciones dependen en 90 por ciento de Estados Unidos. Padecemos una caída de más de la mitad en la inversión extranjera directa porque más de las dos terceras partes provienen de la economía estadounidense.
Por otro lado, no tenemos la libertad de acción que sí tuvieron los norteamericanos al llegar a un histórico déficit público que estará este año entre 11 y 13 por ciento del PIB.
En México, las estimaciones oficiales indican para este año un nivel de 1.8 por ciento del PIB y estimaciones extraoficiales admiten que podría llegar al 3 por ciento, poco menos de la cuarta parte de lo desembolsado por el Gobierno de EU, y por este nivel ya hacen escándalo las calificadoras de riesgo.
La Reserva Federal inyectó cientos de miles de millones de dólares al sistema financiero para proveer de liquidez al mercado.
En México, el crecimiento de la base monetaria fue de 11.5 por ciento en términos reales al cierre del primer semestre. En Estados Unidos, el indicador de la oferta monetaria, M1, tiene un crecimiento real cercano al 18 por ciento.
Estas diferencias explican por qué la profundidad de la crisis en nuestro país y la contención que han logrado nuestros vecinos.
Aquí estamos preocupados seriamente por los equilibrios fiscales, mientras que el Gobierno norteamericano deja esas preocupaciones para el futuro y concentra su atención en hacer todo lo posible por quitarle profundidad a la recesión y tratar de salir tan pronto como sea posible de ella.
Ya habrá momento para preocuparse por poner en orden las cuentas del Gobierno.
Creo que el Gobierno y el Congreso podrían hacer mucho más por salir de la crisis, pero debemos reconocer que los grados de libertad que aquí existen son menos que en EU.
Un déficit equiparable al de ellos provocaría pánico y seguramente tendríamos salida de recursos y nuevamente inestabilidad financiera.
Una de las lecciones de esta crisis, que debe ponerse sobre la mesa, es que en el proceso de integración de las economías de América del Norte nos quedamos a la mitad del camino y estamos pagando muchos de los costos de estar tan cerca de EU sin disfrutar de los beneficios.
Imagine por un momento que al paso de los años se hubiera logrado una mayor integración de los mercados laborales, como sucede en la Unión Europea. Seguramente habría existido un mayor costo para los trabajadores de EU y menos para los de México.
Si el dólar fuera la única moneda de la zona norteamericana, habríamos evadido buena parte de los problemas derivados de la depreciación brusca de nuestra moneda que casi hundieron a algunas empresas.
O bien, si no nos gusta la cercanía económica de EU, hay que trazar una estrategia para parecernos más a economías como la brasileña o la chilena, que tienen una diversificación mucho mayor de sus relaciones comerciales y de sus fuentes de inversión.
Lo que no podemos hacer es quedarnos a la mitad en el proceso de integración, de liberalización, de apertura, de modernización, pues vamos a seguir pagando costos sin disfrutar de los beneficios.
Dirección General