Golpear a un valet parking que se niega a darte un servicio mecánico,
bajarte de tu auto en pleno Periférico para insultar a quien pasó antes que tú
o hacer un reclamo a cualquiera que te voltea a ver, son actitudes de personas
que viven o provienen de un hogar violento, tienen una adicción, son
inflexibles respecto a los roles de género o un bajo nivel educativo.
Cualquier persona que ejerce violencia ha aprendido que debe dejar
patente quién tiene el control y el poder en cualquier situación, explica
Roberto Garda, director de Hombres por la Equidad.
Y agrega que la conducta violenta no es simplemente un enojo
incontrolable, sino algo socialmente aprendido que tiene aprobación
precisamente en el ámbito social.
De ahí que los hombres se muestren más violentos en ámbitos públicos
que las mujeres y que algunas de éstas sólo se atrevan a expresar su poder en
su ámbito doméstico violentando generalmente a sus hijos.
La escena de alguien con poder, ya sea de clase, económico o en
jerarquía, golpeando o insultando a otro puede ser entre un padre o una madre
con un hijo, de un jefe con un empleado, del marido con la esposa o de una
señora de casa con algún empleado doméstico, ejemplifica Gómez.
La buena noticia es que estas actitudes se pueden desaprender.
Identificar los signos físicos que te llevan a la ira y adoptar algunas
estrategias para descargar el enojo sin violentar a alguien son dos de los
pasos básicos para dejar de ser una persona violenta.
DE LA IRA A LA VIOLENCIA
Los especialistas aclaran que enojarse es humano; el problema es pasar
a la ira, y de ésta, a la violencia.
Además de afectar a otros, esta violencia opera en contra de quien la
experimenta y perjudica su salud física y mental.
De acuerdo con Liz Basañez, autora de Y Tus Emociones, ¿Qué Dicen?
Aprende a Manejarlas, una de las principales afectaciones de quienes sufren ira
son los males cardiacos.
Hay estudios que demuestran que la ira suele ir acompañada de
problemas cardiovasculares, pues, al aumentar la presión sanguínea, se
incrementa la fuerza con la que fluye la sangre por las arterias, y esto
debilita y daña su revestimiento.
Los ácidos grasos y la glucosa se pegan a las paredes dañadas de las
arterias, lo que origina una obstrucción y disminución del flujo sanguíneo,
causando arteroesclerosis.
Además, quienes actúan violentamente empujados por la ira suelen
sentirse avergonzados, culpables o deprimidos por haber actuado con
agresividad.
UN PROCESO
COMPLEJO
Las personas pueden experimentar diversos grados de enojo, desde una
molestia ligera hasta una ira que puede terminar en violencia.
Las personas que suelen enojarse con frecuencia creen que el enojo es
el mecanismo de acción para eliminar los estímulos dolorosos o incómodos y no
son capaces de manejar su frustración, precisa Basañez.
Cuando las personas experimentan ira actúa la parte más primitiva del
cerebro, por lo tanto sólo obedecen a sus impulsos, explica Gómez.
Después, al darse cuenta de su enojo, en segundos, reflexionan qué
hacer con él: si pararlo o atacar.
Por su parte, Garda indica que al enojarse se activan varios
dispositivos: los cognitivos -es decir, el agresor justifica su violencia
diciéndose que la víctima lo merecía por no haber hecho lo que esperaba-, los
corporales -que se manifiestan físicamente y que alistan al organismo para el
combate- y los conductuales -toda acción que produzca un daño-.
CÓMO SE VE EL
ENOJO
De acuerdo con Liz Basañez, autora de "Y Tus Emociones, ¿Qué
Dicen? Aprende a Manejarlas", el enojo tiene varias funciones:
1 Se frunce el ceño, se tensan los músculos: manos, cara, hombros...
2 La respiración es más rápida. El corazón se acelera.
3 Se presenta un enrojecimiento facial. Se manifiesta una sensación de
calor y enrojecimiento de la cara porque los vasos sanguíneos periféricos se
dilatan.
4 Se bombea más sangre y la presión sanguínea se incrementa.
5 Hay más tensión muscular, especialmente en los brazos: por eso se
tiende a cerrar los puños. Se tienen movimientos firmes.
SU FUNCIÓN
· El enojo es una respuesta natural que prepara al cuerpo y a la mente
para la acción cuando las personas consideran que algo las agrede o pasa por
encima de sus derechos.
· Es un mensajero que dice que es necesario poner límites ante abusos
o agresiones. Ayuda a triunfar sobre enemigos, a sobrevivir.
· La indignación generada ante el enojo es un motor necesario para
luchar contra situaciones que las personas consideran como injustas.
¿CÓMO ACTUAR?
· Reconocer tus emociones y expresarlas clara y directamente.
· Decirle a la otra persona lo que piensas y sientes con respeto.
· Expresarte en primera persona.
· Poner límites con respeto.
· Reconocer las emociones del otro.
· Manifestar tus emociones tomando en cuenta el contexto.
LO QUE NO DEBES
HACER
· Decir lo primero que te viene a la cabeza.
· Decirle a la otra persona lo que no te gustó criticándola,
responsabilizándola por lo que sientes o etiquetándola.
· Estar centrado sólo en tus emociones.
· Guardarte el enojo y desahogarte después.
· Acusar innecesariamente.
· Reprochar.
· Buscar culpables sin asumir tu responsabilidad.