sábado, 21 de agosto de 2010

EL IMPACTO DE TUS TALENTOS



  
Tres niveles de impacto

Al revisar los datos de más de 60 mil personas que han aplicado sus talentos en su trabajo podemos observar tres niveles de impacto. Por un lado, se encuentra el resultado individual, el aumento en la productividad por persona. También existe un segundo nivel, que se observa en el trabajo en equipo, donde el impacto no sólo se refleja en una mayor productividad, sino también en la respuesta a la pregunta ¿Qué tanto disfrutas trabajar en equipo? Según los datos que tengo a la mano, si eres como la mayoría de las personas, a ti tampoco te gusta trabajar en equipo. Hay un tercer nivel de impacto, que se observa en la competitividad de la organización, en sus resultados clave, como son las ventas y las utilidades, la velocidad y la innovación.

Nivel individual

El primer dato que quiero compartir contigo es que una persona que aplica sus talentos en un rol de excelencia produce hasta 2.5 veces más que en un rol tradicional. No estamos hablando de un aumento marginal, sino de una magnitud que significa que la misma persona vale por dos si se identifican y aplican sus talentos en un rol adecuado. Este dato es significativo porque la perspectiva tradicional es hablar de talento casi exclusivamente en términos de selección de personal. Aquí estamos hablando de una responsabilidad nueva de la empresa: identificar y aplicar el talento de todos los colaboradores para que puedan aportar lo mejor de sí mismos cada día.

Trabajo en equipo

El segundo dato que quiero compartir es que los equipos que aplican la metodología de los talentos en cada colaborador producen entre 30 y 60 por ciento más que los equipos comandados por jefes tradicionales. Aquí, el jefe es la pieza clave. Los resultados más evidentes se producen en el área de ventas, donde cada colaborador gravita alrededor de una de las cuatro jugadas clave: prospectar, cautivar, generar confianza o cerrar.

Competitividad de la empresa

El tercer nivel de impacto se refiere al desempeño de toda la organización. El primer dato que quiero compartir contigo es el impacto en las utilidades de la empresa. Este dato proviene de un reporte elaborado por Miriam Bruhn, economista del Banco Mundial, con base en el estudio de más de 100 empresas mexicanas que han aplicado la metodología de los talentos. Este reporte revela que las empresas que aplican el talento de cada colaborador (y desarrollan la metodología de los talentos) obtienen utilidades 69 por ciento mayores a las empresas que operan al margen de los talentos. Otro estudio señala que un tomador de decisiones dentro de una empresa que conoce y aplica sus talentos en su rol obtiene utilidades 5 por ciento mayores a las de sus colegas que operan al margen de los talentos.

Aplicar talentos en roles de excelencia se ha convertido en una iniciativa de alto valor para muchas empresas. En resumen, la metodología consiste en identificar los talentos predominantes de cada colaborador y en entrenar a los jefes de equipo a realizar tres jugadas clave: afinar las expectativas de cada rol con base en los talentos de la persona, crear jugadas de alto desempeño con base en los talentos complementarios de los miembros del equipo y transformar puestos tradicionales en roles de excelencia, los cuales generan mayor velocidad e innovación.

 

jueves, 12 de agosto de 2010

EL CISNE NEGRO



Todos los cisnes, por definición, eran blancos. Sin embargo, en 1697, un explorador holandés descubrió en Australia la existencia de cisnes negros. Se volvieron metáforas de lo impredecible, de lo inesperado.

La aparición de lo impensable y sus efectos en nuestras vidas es el tema del investigador Nassim Nicholas Taleb en el libro titulado El cisne negro. Taleb detecta varios cisnes negros que han aparecido en nuestra cultura: desde el Internet y la computadora personal hasta los ataques del 11 de septiembre. No estaban en el horizonte de nuestras expectativas, de lo históricamente registrado.



En el territorio de la ciencia, el descubrimiento insólito, sin ninguna lógica aparente, recibe el elegante nombre de serendipia, por no decir chiripada. Este término fue acuñado por Hugh Walpole, el hijo del Primer Ministro de Inglaterra bajo Jorge II. En una carta que escribe a un amigo el 28 de enero de 1754, señala que le sucedió un extraño juego de coincidencias que merece un nuevo nombre: "Este descubrimiento es de un tipo que llamo serendipia, una palabra muy expresiva. No tengo otra mejor. Te la voy a explicar: la vas a entender por inferencia más que por definición. En una ocasión leí un cuento llamado Los tres príncipes de Serendip: cuando sus altezas viajaban, siempre realizaban descubrimientos -por accidente y sagacidad- de cosas que no estaban buscando".

Estos personajes vivían en lo que hoy es Sri Lanka. Serendip era uno de los nombres árabes de Ceylán. El libro al que se refiere Walpole era una colección de relatos orientales. En el ensayo Serendipia, una palabra llena de gracia, el Premio Nobel de Química Roald Hoffmann, reconstruye la cadena del azar que asombró a Walpole. El novelista y cuentista inglés le confiesa a un amigo, que admiraba a una mujer que había vivido hace un siglo y a la que sólo conocía a través de una pintura: Blanca Capello (1548-1587). Ella fue la segunda esposa del duque Francesco de Medici de Florencia. El amigo de Walpole toma nota. Trece años después lo sorprende: consigue el cuadro y se lo envía de regalo a Londres.

Walpole está fascinado. Decide ponerle un marco digno con un rótulo que tendrá en un lado el escudo de armas de la familia Capello y en el otro el de la familia Medici. Sin querer, en un libro veneciano de 1578, encuentra dos escudos de armas de los Capello. Uno de ellos tiene una flor de lis agregada a una esfera azul. ¡La flor de lis era el emblema de los Medici! Por serendipia, por accidente, de manera imprevisible, descubrió el diseño que él tenía en mente. El duque de Medici le había añadido la pequeña flor al emblema de la familia Capello como reconocimiento de la alianza del matrimonio.

Los hallazgos inesperados siempre se encuentran más allá de lo que podemos imaginar. En el libro Los sonámbulos, Arthur Koestler planteaba que muchos de los grandes innovadores en el conocimiento se tropezaban con sus descubrimientos como si estuvieran caminando dormidos. Algunas de estas historias han conducido al Premio Nobel. Un ejemplo de ello ocurrió en 1965: dos radioastrónomos que montaron una gran antena escuchaban con desagrado un ruido similar al de la estática de un radio con mala recepción. ¿Sería la causa el excremento de los pajaritos? Limpiaron el plato. Sin embargo el ruido persistió. Les tomó un buen tiempo darse cuenta que lo que estaban escuchando eran los restos de la radiación cósmica dejada por el Big Bang que dio origen al universo. Penzias y Wilson habían encontrado un cisne negro en el cielo oscuro.

Al reflexionar sobre estos fenómenos, Hoffmann plantea que lo importante -después de que ocurre la serendipia- es estar abiertos a la posibilidad de una conexión imprevisible. La sicóloga Caro Kimball subraya que para ello es esencial cultivar el hábito de no descartar ideas "locas".


viernes, 6 de agosto de 2010

LA DOMINATRIX



 Llegué al restaurante un poco temprano y me senté. Al lado mío había un grupo de 3 ejecutivos trajeados, también pegados a sus Blackberrys que sin problema se ignoraban entre sí.

Es que la Blackberry es un invento maravilloso y también uno terrible. De tan maravilloso da vértigo dejarla olvidada o de plano perderla (le doy el género femenino por su traducción a zarzamora, pero podría ser un él).

Hay que decirlo, es buenísima: te conecta con tu mundo digital que en estos tiempos parece serlo todo.

Es eficiente: te alerta si tienes mensaje nuevo, recibe llamadas, te despierta en las mañanas, te dice qué citas tienes, te permite tomar fotos, al igual que grabar tus ideas y recibir archivos de Power Point o Word.

Por si fuera poco, gracias a aplicaciones especiales puedes "Twittear" todo lo que veas, mires o pienses, entrar al chisme en el Facebook y chatear con toda la fraternidad de millones de usuarios Blackberry que gracias a los pin, te lo permite hacer de una manera gratuita.

La Blackberry no está sola. Le compite el iPhone de Apple que con sus casi 200 mil aplicaciones (a mayo de 2010) asegura incrementar la productividad, estimular el entretenimiento y conectar aún más a tu grupo de amigos y familiares. Otro competidor imposible de descontar es el versátil Android, lanzado por Google.

Ante el embate, Nokia -cuya participación de mercado ha bajado del 50 al 39 por ciento en menos de 3 años- y Motorola -que sigue experimentando pérdidas en su división de telefonía- parecen hasta ahora haberse perdido de la ola smart.

Los smart-phones incluso apuntan a sustituir eventualmente una buena parte de lo que hoy hacen las computadoras.

Y todo esto es maravilloso, aunque también tiene su lado oscuro. Cada progreso tiene su dosis de retroceso y cada vez que ganamos algo, perdemos algo.


También hay que decirlo, la Blackberry puede ser terrible si le das un uso excesivo.

Por algo la apodan la DOMINATRIX, y eso te hace, nos hace a todos los que la idolatramos masoquistas. Es que la Blackberry es tan buena que te seduce hasta la esclavitud. Te hace la lleves a todos lados: a comer, a trabajar, a descansar, al cine, a viajar, al baño y hasta a la cama; te ordena que la recargues disciplinadamente para que nunca se apague y la cuides para que no se descomponga porque separarse de ella sería fatal, o por lo menos así se sentiría.

Tantas aplicaciones y facilidad de uso convierten a la Blackberry en una nueva adicción. Por eso también la apodan Blackberry, en honor a la súper-adictiva droga crack.

La New Jersey's Rutgers University School tipifica la adicción y la relaciona a otras adicciones argumentando que los efectos, en voz del profesor Gayle Porter, pueden ser devastadores: me parece bien que las empresas ayuden a sus empleados a quitarse adicciones de químicos y sustancias pero sin lugar a dudas hay que enfrentar la adicción a la tecnología.

Además de los beneficios obvios que brindan los smart-phones, existen lo que podrían llamarse beneficios secundarios, donde inconscientemente la gente los utiliza: como una excusa para evadir a los que tiene cerca "estoy ocupado, ¿que no ves?"; en el caso de los hijos para quitarse a su mamá "estoy haciendo tarea"; mientras que los jefes lo usan frente a sus subordinados como diciendo "te esperas, por favor".

Paradójico que la portabilidad y la conectividad nos seduzcan a tal grado, que en lugar de vivir aquí y ahora, vivamos en el allá y entonces.