China bajo la sombra de la duda del espionaje industrial
Dos ingenieros Chinos fueron sentenciados a un año de cárcel por robar el diseño de un nuevo circuito integrado desarrollado en Silicon Valley, y tratar de llevarlo a su país.
Fei Ye, ciudadano de Estados Unidos, y Ming Zhong, residente permanente, fueron encontrados culpables, convirtiéndose en las primeras personas sentenciadas por el delito más grave establecido por el Acta de Espionaje Económico dada en 1996.
Espionaje industrial: un oficio en auge
Fueron acusados de tratar de beneficiar a China con los diseños robados, aunque el fiscal se cuidara de no alegar que el gobierno de ese país estuviera detrás de sus actividades ilegales.
La sentencia pudo llegar a 30 años, pero se tomó en cuenta que ambos ingenieros cooperaron con la investigación y se disculparon ante el tribunal.
Este caso se inició hace siete años, cuando Ye y Zhong fueron arrestados en el aeropuerto de San Francisco, cuando intentaban viajar a China.
Tecnología: la otra trinchera de competencia
En sus equipajes se encontraron los planos robados de los circuitos integrados, así como documentos que sugerían que iban a pedir financiamiento a instituciones Chinas para fabricarlos. Los documentos, sin embargo, no incriminaban al gobierno Chino en el caso.
Las compañías afectadas por el robo fueron NEC, Sun, Transmeta y Trident, empresas para las que ambos trabajaron en distintos momentos.
Desde que Ye y Zhong fueron detenidos, otros casos de espionaje industrial han sido detectados y sancionados, tanto en hardware como software.
Si se quisiera infiltrar una economía occidental, ¿dónde se ubicaría a los agentes?
Microsoft y Barclays no tienen mucho sentido. La red de espionaje ruso que se descubrió el mes pasado en Estados Unidos eligió esas dos compañías como blancos. Los sucesores de la KGB no tienen idea de cómo funciona la economía moderna.
Si en verdad se quiere infiltrar la economía global, y manipularla con fines propios, aquí es donde hay que ir:
Goldman Sachs Group.- El banco de inversión estadounidense está presente en todo acuerdo. Está a la cabeza de la mayor parte de las tendencias. Su red de profesionales es la más poderosa del mundo. Si se le infiltra con éxito, en un par de décadas se tendrá un espía al frente de por lo menos uno de los grandes bancos centrales, y probablemente de uno o dos ministerios de Hacienda.
La Facultad de Administración de Harvard.- Si se instala un agente en el centro de estudios más influyente del mundo, se podrá sembrar caos durante años. Basta con enseñarle a toda una generación de estudiantes brillantes y ambiciosos alguna teoría absurda -que la negociación de opciones da más seguridad a los mercados al extender el riesgo, por ejemplo- y luego sólo restará sentarse a observar el derrumbe del sistema financiero 20 años después, cuando los espías propios lo dirijan.
Una calificadora de deuda.- Como vimos durante la crisis de la deuda griega, las calificadoras tiene el poder de hacer o demoler economías. Mejor aún, pueden inventarlo todo. En un momento, Grecia tenía un grado de inversión; al momento siguiente era basura, si bien no era demasiado lo que había cambiado en el país. Hay que elegir la nación que se quiere destruir, luego instalar agentes como analistas de las tres principales evaluadoras: Fitch Ratings, Standard & Poor's y Moody's. En el momento adecuado, se aprieta el gatillo, se asestan tres reducciones de calificación y se observa la implosión. Va a ser mucho más fácil que atacar el lugar con armas nucleares.
Apple.- Apple ha tomado el control de toda una generación. Si se lanza una nueva aplicación el mismo día que se invade a un vecino, en Occidente todos van a estar muy ocupados descargándola como para reaccionar. Tal vez ni siquiera se den cuenta. Microsoft ya no está a la vanguardia de nada en la actualidad: la Xbox 360 fue su último producto exitoso, pero a menos que se quiera controlar la mente de unos pocos millones de muchachos de 13 años, difícilmente se trata de un blanco codiciable para la red de espionaje. Apple es otra historia, y no sólo porque los agentes tienen que sentirse como en su casa en una organización que venera a un líder con manía de control y que es intolerante a la crítica.
El fondo Quantum.- El mayor de los grandes fondos de cobertura sigue siendo una fuerza a tener en cuenta 40 años después de que lo fundaron George Soros y Jim Rogers. Puede hacer o destruir monedas y reunirse con cualquier primer ministro o presidente del mundo. El resto del sector de los fondos de cobertura no hace más que seguir sus estrategias. Si se influencia a Quantum para que ingrese o salga de un país, el resto de los mercados de dinero hará lo mismo, como un grupo de cachorros obedientes. Es un poder que bien vale la pena tener.
Por supuesto, tal vez los agentes que estaban en Barclays y Microsoft no eran más que un truco inteligente para despistar a la CIA. Toda una serie de atractivos pasantes pueden estar sentados ante sus escritorios en Goldman y Moody's este verano, preparando café, haciendo fotocopias perfectas e iniciando su siniestro ascenso hacia el corazón del sistema económico. Pueden convertirse en los máximos responsables del mañana.