¿HAS ESCUCHADO EL TÉRMINO CARPE DIEM? Hace poco lo oí por primera vez en una conferencia y despertó mi curiosidad por investigarlo.
La frase en latín CARPE DIEM fue acuñada por Horacio, el poeta romano. Podríamos traducirla como "aprovechar el momento" o "vivir cada momento de tu vida como si fuese el último". De acuerdo con Wikipedia, es un tópico de aparición recurrente en la literatura universal, una exhortación a NO MALGASTAR EL TIEMPO QUE SE NOS HA BRINDADO, DADO QUE EL FUTURO SIEMPRE ES INCIERTO.
Pero, ¿qué significa realmente "no malgastar el tiempo"? ¿Se refiere a en qué lo ocupamos? Porque suena muy bien, muy ortodoxo; sin embargo, llevado al extremo, como todo, puede ser un error en nuestras vidas.
Para quienes, obstinados por el CARPE DIEM, solemos tener la agenda llena, nuestro paso natural es la prisa; ESTUDIAR, EJERCITARNOS, MEDITAR, COMER SANO, LEER, FORMAN PARTE DE NUESTRAS INTENCIONES DIARIAS.
Creemos en la idea de que, entre más cosas hagamos, más metas conquistemos, más nos cultivemos, más nos superemos, obtendremos el cariño o la admiración de los demás y así seremos mejores personas. MAS LA SATISFACCIÓN QUE REQUIERE EL ALMA PARECE NO LLEGAR CON TODO ELLO.
Recuerdo EL FAUSTO DE GOETHE, cuya historia explica mejor el verdadero significado de CARPE DIEM. En él, el escritor alemán Johann W. Goethe nos cuenta la permanente búsqueda del ser humano. Esta obra la inició a los 20 años pero sin terminarla entonces, la retomó a los 40 y, finalmente, la concluyó antes de morir, a los 83. El resultado refleja los cambios interiores que el escritor experimentó en LA BÚSQUEDA CONSTANTE DEL SENTIDO DE LA VIDA.
La obra trata sobre Fausto, un científico de mediana edad que se da cuenta de que es infeliz, de que HA SACRIFICADO EN VANO LA ALEGRÍA DE VIVIR EN ARAS DE LA CIENCIA.
En el poema dice: "Y he estudiado, ¡ay de mí!, filosofía, jurisprudencia y hasta medicina; y también desdichadamente, teología. De la cima a la sima, con tenaz ardor. Y heme ahora aquí, pobre necio; tanto sé como sabía antes...".
UN DÍA, FAUSTO PIENSA EN LO TERRIBLE QUE SERÍA MORIR SIN SABER LO QUE ES ESTAR REALMENTE VIVO. Por lo tanto, decide hacer un pacto con el diablo, según el cual le entregaría su alma en el más allá a cambio de vivir al menos un instante por el que de verdad pudiera decir: "Oh, instante, cómo vales, ojalá duraras siempre". De no ser así, el diablo perdería la apuesta.
Mefistófeles le concede la totalidad de los placeres: lo rejuvenece, le proporciona dinero, poder, el amor de las mujeres, la posibilidad de viajar. Fausto lo tiene todo. Sin embargo, la sed que siente dentro no es saciada. Por más batallas que gana, por más fortuna que acumula, por más mujeres que conquista, sigue infeliz.
Goethe, en la última parte de la obra, que escribió con 82 años, nos muestra un Fausto que, junto con él, ha envejecido. El personaje se dedica a construir diques para recuperar tierras del mar a fin de que de esta manera pueda vivir y trabajar muchas personas.
Antes de morir, se regocija pensando que un día alguien podrá contemplar esas tierras llenas de vida y libertad. Entonces, por primera vez pronuncia las palabras que jamás debió decir, y exclama: "OH, INSTANTE, CÓMO VALES; OJALÁ DURARAS SIEMPRE".
Así, pierde la apuesta con el diablo, pero gana sustancialmente. Su espíritu, finalmente, encuentra la paz. Lo consigue sólo cuando es capaz de traspasar las fronteras de sí mismo y hacer algo en beneficio de los demás.
¿Cuántas veces, en la búsqueda a ultranza del CARPE DIEM, desperdiciamos años de nuestras vidas? Tú, ¿en qué ocupas tu tiempo?
"Creemos en la idea de que, entre más cosas hagamos, más metas conquistemos, más nos cultivemos, más nos superemos, OBTENDREMOS EL CARIÑO O LA ADMIRACIÓN DE LOS DEMÁS Y ASÍ SEREMOS MEJORES PERSONAS".
GABY VARGAS