jueves, 20 de agosto de 2009
TIEMPO DE CISNES NEGROS
México D.F. a viernes 21 de Agosto de 2009
B-08-146
TIEMPO DE CISNES NEGROS
Últimamente se han puesto de moda los cisnes negros. No las espectaculares aves, sino lo que representan.
Nassim Nicholas Taleb, matemático nacido en Líbano, pero formado en Estados Unidos, escribió en 2007 un libro que se ha vuelto best seller: "El Cisne Negro", en el que analiza el impacto de lo altamente improbable.
Le hice una reseña de ese texto en mayo de 2007. Pero las circunstancias que hemos vivido en el último año hacen conveniente traer al presente los temas.
Taleb es un matemático estudioso de las probabilidades y también un escéptico que piensa que los seres humanos tenemos una tendencia a sobrevalorar la causalidad y a creer que el mundo es más explicable de lo que realmente es.
Muchas teorías con las que explicamos la realidad parten de la premisa de que hay una distribución normal de las probabilidades de ocurrencia de las cosas.
Seguramente alguna vez ha visto usted la llamada campana de Gauss, que representa esa distribución.
La mayor parte de las ocasiones, el mundo funciona bajo esa distribución "normal". La gente muere de las enfermedades más comunes y pocos fallecen por caerles un avión en la cabeza. Pero esos hechos ocurren.
Por décadas consideramos "normal" que a veces la economía se desacelere y luego crezca un poco más, pero estaba fuera de nuestro horizonte la posibilidad de que ocurriera una crisis como la que hoy estamos viviendo.
Se trata de un suceso anómalo, el cisne negro.
Era normal que cada temporada de frío tuviéramos gripe estacional, pero resultaba anómalo que se desarrollara en México una cepa de la influenza completamente nueva.
Cuando vamos sumando algunos eventos que han marcado nuestro presente, de repente nos damos cuenta de que lo altamente improbable sí ocurre, y cuando sucede tiende a dislocar nuestro mundo, aunque suceda una vez en varias décadas.
Taleb nos sugiere algunas cosas para poder vivir en este tiempo de cisnes negros.
1.- Hay que saber despegarse de las propias creencias cuando las evidencias demuestran que son erróneas. Es impresionante que en la mente de muchos, la crisis no haya hecho efecto y sigan persistiendo las creencias de siempre.
2.- Hay que reconocer qué es lo que no estamos en capacidad de conocer. Si alguien nos pregunta cuál será el precio del petróleo en 17 años o la temperatura que habrá el próximo lunes a las 4 de la tarde, debemos reconocer que no hay forma de conocerlo anticipadamente.
3.- Identificar el crecimiento exponencial de la posibilidad de error de las predicciones en la medida en que los plazos considerados aumentan. Quizá podamos saber con un nivel razonable de certeza el año en el que el cometa Halley será visible nuevamente desde la tierra, pero en el mundo económico y social seguramente nos vamos a equivocar.
4.- Hay que buscar aquello que no es lo obvio. Tendemos a perseguir un confort intelectual con las explicaciones convencionales y no hacemos la tarea de buscar las evidencias que podrían ponerlas en riesgo. En la medida en que logremos desarrollar nuestra habilidad para encontrar explicaciones consistentes con los hechos, en lugar de seleccionar los hechos que correspondan a nuestras teorías, en esa medida lo inesperado nos sorprenderá menos.
5.- Encontrar nuevas explicaciones al presente. A veces pensamos que las circunstancias que nos envuelven son inevitables, cuando en muchas ocasiones fueron un resultado de una secuencia de acontecimientos azarosos. Hay que saber cuáles y detectar otras secuencias que puedan ocurrir en el futuro.
Dirección General
Enrique R. del Castillo G.M.D.
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