Los países se han tomado con variada seriedad el análisis y las medidas requeridas ante los efectos de la crisis internacional desde 2008. En la mayor parte de América Latina, y particularmente en México, incluso con una caída del PIB del 7.4 por ciento, no se han presentado preocupaciones al respecto, más bien con la intención de continuar con una estructura económica y políticas macroeconómicas bajo el lema de "Business as usual". Esto contrasta, sin embargo, con las medidas que están tomando países como China que, incluso con un crecimiento del PIB del 8.7 por ciento en 2009, está logrando nuevos consensos y medidas en el largo plazo para una efectiva y profunda reestructuración socioeconómica al 2020.
A mediados de marzo, el Centro de Investigación de Desarrollo del Consejo de Estado (DRC) en China -uno de los principales think thanks chinos- llevó a cabo un importante evento internacional que refleja la profundidad y seriedad con la que se están planteando las reformas estructurales requeridas, según las autoridades del Gobierno central en China.
Habiendo participado en ese evento de 3 días, varios temas llaman la atención:
1.- Los profundos cambios estructurales -internos y externos- para el 2030. El Gobierno central prevé que China requiere medidas urgentes en el corto y mediano plazo para lograr una reestructuración socioeconómica. Pese a sus experiencias internacionales y domésticas positivas, China se plantea un efectivo cambio cualitativo en el largo plazo.
2.- En el ámbito internacional ha incrementado su presencia mucho más de lo previsto. En paralelo se constata un creciente nacionalismo y toma de conciencia. En general, las autoridades chinas toman como ejemplo negativo/fracasado a Japón en la década de los 80: China no se dejará influenciar ni presionar -en términos económicos, políticos y/o en cuanto al tipo de cambio, por ejemplo. China continuará en el ámbito internacional, con una política propia y sin caer en "chantajes" internacionales; su objetivo continuará hacia lograr un alto crecimiento económico para mejorar la calidad de vida de su población.
3.- Instituciones internacionales como el Banco Mundial, el FMI y la OCDE , tienen muy poco que ofrecer y recomendar a China en términos de política económica. El Banco Mundial y la OCDE proponen políticas para reducir la pobreza y las brechas sociales y económicas en China, así como para mejorar la infraestructura, el sistema educativo y la seguridad social. Al mismo tiempo reconocen que China ya está invirtiendo masivamente en estos ámbitos. El FMI, por otro lado, presenta argumentos más controvertidos: si bien acepta que el sobreendeudamiento de las principales economías globales llevará a condiciones fiscales insustentables en los próximos 10 años, recomienda a China endeudarse para elevar su demanda doméstica e internacional. En general, las recomendaciones internacionales para China son más que débiles.
4.- Estados Unidos deberá tomar medidas para reducir su déficit fiscal y de cuenta corriente, resultando en una real caída en el consumo y un aumento en el desempleo. Estas medidas no serán populares en EU y habrá sectores buscando responsables internacionales (en China, Japón y México). En paralelo, en China se está gestando un creciente espíritu de menor tolerancia ante presiones de la Unión Europea y EU. El debate en torno al tipo de cambio entre Estados Unidos y China es paradigmático. Los más altos funcionarios chinos fueron claros y explícitos: no cederán ante las presiones externas para incrementar el tipo de cambio del yuan con respecto al dólar y mucho menos caerán en una situación como la de Japón desde los 80a.
Los factores anteriores parecieran indicar escenarios internacionales preocupantes entre las principales potencias globales, ¿nos estamos preparando al respecto en México?
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