Conozca a las
hermanas Soong: tres mujeres que consiguieron ser influyentes a través de sus
maridos y con ideas muy diferentes. Separadas por la historia, dejaron su
huella en la China
del siglo XX.
Al frente del
congreso del Partido Comunista que se celebra en China estos días, no hay
mujeres. Pero, en la actualidad, las mujeres tienen muchas más oportunidades en
ese país que hace un siglo.
Entonces, la
única manera de ser influyente era casarse y las hermanas Soong lo comprobaron.
A una orilla del
río Huangpu, en Shanghai, hay una selva de rascacielos de cristal y acero. En
la otra se puede ver el resplandor de la época colonial.
Hace 100 años,
los extranjeros que llegaban aquí encontraban una nueva forma de vida que les
fascinaba. De los barcos occidentales desembarcaban bicicletas, partes de
motores y jóvenes chinos aventureros que buscaban la modernidad. Uno de ellos
era Charlie Soong que, tras viajar por el mundo, regresó con nuevas ideas sobre
la revolución y el papel de las mujeres.
Editor de
biblias y con gran influencia en la sociedad de Shanghai, Charlie no había
prestado mucha atención a sus hijas cuando eran muy pequeñas.
Pero había sido
educado por la
Iglesia Metodista estadounidense y creía que se debía tratar
con dignidad a las mujeres. Por eso más tarde, decidió mandar a sus tres hijas
a estudiar a Estados Unidos.
'El deseo del
padre era que las mujeres pudieran volver de Occidente con los conocimientos
suficientes para poder cambiar China, el destino de la gente y de las mujeres y
finalmente el suyo propio', afirma Mabel Cheung, directora de una película
sobre las hermanas Soong.
LOS PRIMEROS AÑOS DE LAS
HERMANAS
Con el
crecimiento económico de Shanghai, también se extendieron los horizontes de las
hermanas y en 1914, la mayor, Ailing, se casó con H H Kung, un hombre que era
descendiente directo de Confucio. A la boda no le faltó un detalle.
El dinero no era
un problema. La pareja se convirtió en la más rica de China. Una vez casados,
Kung se convirtió en ministro de Finanzas y Ailing encontró una manera de
invertir su dinero, explica el escritor Jonathan Fenby que escribió una obra
sobre la historia contemporánea de China.
'Él se sentaba
en casa mientras negociaba sobre la revaluación de la moneda, mientras ella
tomaba nota, llamaba a su agente y le decía dónde invertir', explica.
La segunda
hermana, Qingling, se casó con otro político, Sun Yatsen, el líder
revolucionario de China que se convirtió en presidente tras el derrocamiento de
la dinastía Qing, en 1912.
Como Sun era un
hombre mayor y ya había estado casado, los padres de Qingling se opusieron a la
relación, así que optó por escaparse con él.
Como muchos
otros jóvenes chinos de entonces, ella creía apasionadamente en la idea de una
nueva China libre del feudalismo, la pobreza y las dinastías imperiales. Creía
en un país con un papel igualitario para las mujeres.
Qingling se
convirtió en la compañera inseparable de Sun Yatsen, que buscaba la paz entre
los republicanos y los caudillos militares.
LA HERMANA MENOR,
MEILING, TARDÓ MÁS EN CASARSE
Pero las tres
hermanas estaban constantemente en el ojo público y salían habitualmente en las
revistas como si fueran estrellas de cine, afirma Verity Wilson, que ha escrito
varios libros de moda y cultura china.
Pero no todo fue
un camino de rosas. El marido de Qingling, Sun Yatsen, falleció en 1925 y su
movimiento se dividió en dos facciones enfrentadas.
Su sucesor,
Chiang Kaishek, era un militar serio y eficiente a quien algunos consideraban
un fascista.
Qingling estaba
horrorizada con sus tácticas y aún más cuando descubrió que su hermana pequeña
Meiling planeaba casarse con él. Eso acabó creando una polémica entre las
hermanas.
MEILING, 'PURO SEX APPEAL'
En 1927, Meiling
se casó con Chiang Kaishek, que pronto lanzó una sanguinaria purga de
comunistas en Shanghai.
Qingling huyó a la Unión Soviética y
al año siguiente Meiling se convirtió en la primera dama de China.
En 1937, cuando
Japón trató de invadir China, los nacionalistas de Chiang y los comunistas se
unieron brevemente frente al enemigo común.
Las hermanas
pusieron en marcha hospitales de campaña y proyectos de alfabetización.
Meiling se convirtió
en una especie de embajadora de su país y se dirigió a la Cámara de Representantes de
Washington.
Su manejo del
inglés y su familiaridad con EE.UU. no eran sus únicas armas. 'Muchos
periodistas extranjeros que la conocieron vieron en ella la personificación de
la belleza y el misterio de la mujer china', explica el escritor Fenby.
VESTIDOS DE MEILING
'Es puro sex
appeal', dijo de ella el periodista estadounidense Edward Murrow.
Cuando acabó la
amenaza japonesa en 1945, los nacionalistas y comunistas volvieron a
enfrentarse.
Meiling huyó con
los nacionalistas a Taiwán y en las dos décadas siguientes se dedicó a
asegurarse que EE.UU. apoyaba firmemente a la isla frente a la China continental.
Por su parte,
Ailing, la hermana mayor, se fue a EE.UU. y Qingling apoyó la revolución el
resto de su vida.
INFLUENCIA FEMENINA
En los días de
las hermanas Soong, las mujeres sólo podían tener influencia a través de sus
maridos.
Ahora, en ese
país hay mujeres al frente de multinacionales e incluso mujeres que van al
espacio pero los puestos claves políticos todavía parecen inalcanzables para
ellas.
Esto puede
deberse, en parte, a que en todas las historias chinas las mujeres son
representadas como un peligro, una amenaza, afirma Xun Zhou, un historiador de la Universidad de Hong
Kong, que ha detectado una tendencia de culpar a las mujeres de traer mala
suerte cuando les va mal a los maridos.
Sin embargo,
explica, tradicionalmente esos escenarios implican peleas dinásticas en las
cortes que incluyen a las parejas y los descendientes.
Ni Qingling ni
Meiling tuvieron hijos, así que nunca entraron en ese juego.
Meiling, por su
parte, se convirtió en una recurrida figura de odio para los izquierdistas
chinos. Hasta la reforma de los 80,
a todos los comunistas se les enseñaba que era una
aristócrata perversa.
'Siempre se
referían a todos esos vestidos bonitos. Ella usaba maquillaje y llevaba
collares y todas esas cosas que hacen los aristócratas. Y además estaba del
lado de los nacionalistas que eran el enemigo', explica Xun Zhuo.
Cuando el líder
comunista Mao Zedong murió en 1976 y se ideó el socialismo con características
chinas que abre un puente entre el comunismo y el capitalismo, el maquillaje y
los collares dejaron de ser mal vistos y la imagen de Meiling mejoró.
'En los últimos
10 ó 15 años, se le representa como una mujer moderna, bonita e inteligente. De
hecho, probablemente se habla más e ella que de su hermana Qingling', afirma.
Qingling está
enterrada en el cementerio de Shanghai en un lugar de cedros altos y flores
rojas y doradas, de los colores de la bandera china. Delante de su tumba, hay
una estatua con su imagen resplandeciente.
Sus hermanas
están enterradas en EE.UU. Ailing murió en 1973 y Meiling, que en sus últimos
años tenía una vida tranquila en un apartamento de Manhattan, murió a los 105
años, en 2003.
Desde 1949, no
se volvieron a ver. La historia las separó y las tres murieron con ese
remordimiento.
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