sábado, 21 de marzo de 2009

Replantean Rol de la Escuela de Negocios


México D.F. a 21 de marzo de 2009
B-03-26

“EL JUEGO DEL DINERO. El punto es que un inversor puede tener un negocio pequeño y además invertir en bienes y raíces. Tener dos profesiones: Una para la persona, y la otra para el dinero; es lo que yo recomiendo”.

REPLANTEAN ROL DE LA ESCUELA DE NEGOCIOS

Kelley Holland. La maestría en administración de empresas, título que abre puertas en todo el mundo corporativo de Estados Unidos, es particularmente codiciada en Wall Street; en años recientes, las escuelas de negocios más importantes han enviado rutinariamente a más del 40 por ciento de sus graduados al mundo de las finanzas.

Sin embargo, con la economía en desorden y tantas firmas financieras en caída libre, los analistas e incluso los mismos educadores se preguntan si la manera en que se enseña a los estudiantes de negocios podría haber contribuido a la crisis económica más grave en décadas.

"Es muy obvio que algo grande falló", dijo Ángel Cabrera, rector de la Escuela de Administración Global Thunderbird, en Glendale, Arizona. "Podemos hacernos de la vista gorda, pero seamos sinceros. Los directores ejecutivos de esas compañías son personas de las que solíamos presumir. No podemos decir: 'no fue nuestra culpa', cuando hay un fracaso tan sistémico y generalizado de liderazgo".

Los críticos de la educación de negocios tienen muchas quejas. Algunos dicen que las escuelas se han vuelto demasiado científicas y demasiado alejadas de los asuntos de la vida real; otros dicen que se les enseña a los estudiantes a idear soluciones precipitadas para problemas complicados; y otro grupo más sostiene que las escuelas dan a los estudiantes una visión limitada y distorsionada de su papel.

Es posible que tales deficiencias hayan dejado a los graduados de las escuelas de negocios preparados inadecuadamente para tomar decisiones que, en conjunto, podrían haber ayudado a mitigar la crisis financiera, de acuerdo con los críticos.

Algunos patrones y reclutadores también cuestionan el valor de una maestría en administración de empresas, al decirles a los jóvenes que pueden recibir mejor capacitación en el trabajo que en la escuela de negocios.

En muchos campus se están gestando cambios en los cursos y planes de estudios. Algunas escuelas han comenzado a incrementar su enfoque en la planeación a largo plazo o en el liderazgo, y muchas han añadido seminarios para abordar la crisis económica.

Jay O. Light, rector de la Escuela de Negocios de Harvard, sostiene que ha habido desequilibrios tanto en los campus como en la economía. "Pasamos por un periodo sumamente prolongado de buenas épocas financieras, y la gente comenzó a enfocarse menos en los riesgos y la administración de riesgos, y más en ganar dinero. Necesitamos llevar ese enfoque de nueva cuenta al centro", aseguró.

No es la primera vez que las escuelas de negocios han hecho un ejercicio de introspección. A fines de los 50, reportes encargados por las fundaciones Ford y Carnegie recomendaron que los negocios se convirtieran en una verdadera profesión, con un código de conducta y una ideología en torno a su papel en la sociedad. Sin embargo, la idea no echó mucha raíz, de acuerdo con Rakesh Khurana, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard.

Las escuelas de negocios, dijo, en realidad nunca les enseñaron a los estudiantes que, al igual que los médicos y abogados, eran parte de una profesión. Aunado a eso, en los 70 se afianzó la idea de que el precio de las acciones de una compañía era el principal barómetro de su éxito, lo que cambió el concepto de las escuelas en cuanto a técnicas apropiadas de administración.

En lugar de ser vistos como timones económicos a largo plazo, los administradores comenzaron a ser vistos principalmente como los agentes de los propietarios, los accionistas, y los responsables de maximizar la riqueza de éstos.

"Se afianzó una especie de fundamentalismo de mercado en la educación de negocios", afirmó Khurana. "La nueva lógica de la primacía del accionista absolvió a la administración de cualquier responsabilidad de ninguna otra cosa salvo los resultados financieros".
“Puedo recuperar espacio. ¡TIEMPO, NUNCA! Napoleón Bonaparte (1769-1821).

Dirección General
Enrique R. Del Castillo G. M.D.


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