En la época de
los griegos, se iba al teatro a educarse, SE
CONTABA UNA HISTORIA PARA ENTENDER LA PROPIA. Se asistía a la representación para conocer lo que era
la justicia, la ética, la igualdad, así como para permitir al espectador, A
TRAVÉS DE UNA ESPECIE DE ESPEJO, CONOCERSE A SÍ MISMO Y CONSTRUIRSE COMO SER
HUMANO.
Con este
propósito, los actores usaban una máscara que expresaba con una mueca
sentimientos como la tristeza y la alegría, la cual tenía sólo un pequeño
agujero para abultar la voz y permitir que ésta se escuchara hasta la parte
trasera del anfiteatro.
Estas máscaras se llamaban persona, es decir, para
sonar. La palabra "MÁSCARA", en griego, está formada por dos palabras que
significan "DELANTE DE LA CARA"; y de ahí
también la expresión "PERSONAJE".
Es así que
podríamos decir que la personalidad es la máscara que nos ponemos delante de la
cara para hacernos oír en el mundo. Al nacer, construimos una personalidad no
sólo para tratar con el otro, sino para tratar con uno mismo. Cuando decimos que alguien tiene
"mucha personalidad", quizá queremos decir que tiene muy arraigada su
máscara y que tiene que ponerse una serie de restricciones o cosméticos para
lograr la aceptación de los demás.
A las juntas de
trabajo, por ejemplo, suelen asistir las personalidades, los personajes, mas no
quienes en realidad están detrás de las máscaras.
No cabe duda que
construir, proteger, justificar y aprobar una personalidad requiere mucho
trabajo: ¡es agotador! Pero esa máscara no es quien en realidad somos. De
hecho, la humanidad es una colección de personalidades.
Sin embargo,
bien vista, la personalidad es la invención de uno mismo, aunada a lo que el
otro supone que tenemos. Decía Erich
Fromm que tu personalidad es ese paquete atractivo que "a veces" te
funciona, en especial al principio.
Cuando
conscientes de lo anterior observamos a nuestro alrededor, nos damos cuenta de
la inmensa cantidad de gente triste que hay... ¿acaso nosotros? Y sentimos una
nostalgia por un lugar que de algún modo nos pertenece.
La palabra nostalgia viene del griego
"nosto", que significa regreso, y de "algia", que es dolor. Sentimos que algo falta en la vida, sin percatarnos de que somos
nosotros los que faltamos; pero a menudo, debido a la personalidad, ni nos
enteramos.
Sólo percibimos
una falta de brillo en los ojos y una robotización permanentes al ir dejando
por la vida, pedacitos de uno mismo, porque;
LAS
PERSONALIDADES NO SABEN AMAR NI SER AMADAS
En el mismo
sentido, consideremos que al nacer nos dan un nombre, decimos: "Me llamo
Paola" o "Me llamo Pedro", y así comenzamos a sentir la
separación del otro; por ende, la necesidad de COMPETIR, DIFERENCIARNOS, DEFENDERNOS Y DEMÁS.
Esta desconexión
nos hace olvidar por completo quiénes somos en realidad. Nuestro ser, nuestra
esencia, es lo que verdaderamente somos antes de tener un nombre o una
nacionalidad. ES ASÍ QUE VAMOS POR LA VIDA EN BUSCA DE MIL
COSAS, cuando lo que en realidad NOS FALTA Y ANHELAMOS es a nosotros mismos.
Mientras el ego susurra
que nuestra personalidad no está lista, SOSLAYAMOS
EL HECHO DE QUE EL SER, LA
ESENCIA, LA NATURALEZA SIEMPRE ESTÁN LISTOS.
El amor es lo
único que nos libera de las máscaras, lo que nos hace sentir realmente vivos.
Entre más amamos, más nos conectamos con nuestro poder verdadero. Desde ese
lugar amoroso es que nos permitimos experimentar que somos uno con el todo. Ahí
nos damos cuenta de que el amor ya existe y siempre ha estado; sólo debemos
tener la humildad de dejarla salir.
"Es así que podríamos
decir que LA
PERSONALIDAD ES LA MÁSCARA que nos ponemos delante de la cara para
hacernos oír en el mundo".
GABY VARGAS
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